Los expertos aseguran que el mundo va a cambiar más en los próximos 20 años que en toda la historia de la humanidad. Una transformación vertiginosa que va a estar protagonizada por las nuevas tecnologías. La economía digital ha modificado ya la manera en que producimos, consumimos y nos comunicamos.
La hiperconectividad, el internet de las cosas, la inteligencia artificial o la impresión 3D son algunas de las innovaciones tecnológicas que constituyen la punta de lanza de esta cuarta revolución industrial a la que, por primera vez, la economía española y, por ende, las empresas españolas, están a tiempo de sumarse.
Como toda revolución industrial, ésta también cuenta con una materia prima que la impulsa y la hace crecer: los datos.
El big data, el análisis y la explotación de esa cantidad de información generada diariamente en internet son la gasolina que alimenta el crecimiento exponencial de la economía digital. Gracias a la explotación de los datos, las empresas pueden reducir las incertidumbres del nuevo contexto. Cada vez saben más sobre sus clientes, sus preferencias, sus necesidades, y son capaces de ofrecerles un servicio personalizado y adaptado a su perfil.
El internet de las cosas y los datos que generan los aparatos conectados -desde un coche a una nevera- generan asimismo una información muy valiosa para las empresas que pueden acceder a clientes y segmentos del mercado que años atrás ni se habían planteado; ofreciéndoles, además, una gama de productos y servicios cada vez más personalizados y en menores tiempos.
Las nuevas tecnologías han brindado a los consumidores la potestad de decidir no solo qué quieren comprar, sino dónde, cómo y cuándo hacerlo. Y las empresas deben estar preparadas para atender esa demanda, incierta y con tendencias difíciles de prever.
La salud, la cultura, la comunicación, el ocio, la educación, etc., todas las facetas del comportamiento social del ciudadano se están viendo también transformadas por la tecnología que constituye un elemento clave en la mejora de las sociedades.
Fuente: camara.es